El desarrollo de la atención
“La facultad
de traer de vuelta a la atención dispersa, una y otra vez, es el origen del
juicio, el carácter y la voluntad. Nadie es dueño de sí mismo si no posee esta
facultad. Una educación que desarrolle esta facultad sería la educación por
excelencia.” Williams James.
La atención de los niños pequeños se dirige
hacia las personas: tienen un interés en las situaciones por lo que significan
personalmente, comprenden “todos”, acciones y características distintivas, se
centran en lo que tiene movimiento, en lo que está en uso y es operativo, en
las cosas por sí mismas y no por su idea. No analizan los detalles aislados, ni
la forma o la estructura. Los temas de estudio en las primeras etapas
educativas deben estar situados en su entorno, mostrar la relación entre hombre
y naturaleza, la mente del niño tiene una disposición activa y abierta hacia la
naturaleza y capta los rasgos del mundo en el que vive, para posteriormente
aprender a interpretarlos intelectualmente. El interés surge de todo lo que
llama la atención de su mente como un todo, como “un centro de interés y de
atención auto-suficiente” (89). La conexión de la mente con el objeto tiene una
vía directa, que es la conexión con la vida misma, y la representación (poema,
cuento, texto) son refuerzos y abstracciones, pero no son la base de esta
conexión. No se trata de crear una conexión entre la mente del niño y la
naturaleza, sino de “permitir el juego libre y efectivo a la conexión que ya
está en funcionamiento” (90), en el niño de por sí. La imaginación de los
niños, por otra parte, es sencilla, se centra en lo cotidiano de su entorno, y
lo importante no es buscar un “mundo imaginario” de gran profundidad, sino
permitir al niño que sea consciente y comparta con los demás sus experiencias
acumuladas, lo que conoce, que avance en sus observaciones, que encuentre un
“descanso mental y satisfacción al ser vívidamente consciente de lo que es
nuevo y enriquecedor” . De la atención espontánea e inmediata del niño se
pasa progresivamente a una atención voluntaria, cuando el niño comprende los
problemas que trata de resolver y encuentra por sí mismo las soluciones. Lograr
la capacidad de atender reflexivamente, de sostener problemas y preguntas
mentalmente, es ser una persona intelectualmente educada, con disciplina
mental. Pero la atención reflexiva requiere una base, que es una pregunta
inicial, una duda, un interés intrínseco en la materia de estudio.
Comentarios
Publicar un comentario